26 de diciembre de 2006

En descomposición

Observar las noticias de hoy ya nos sirve para ver como están las cosas:

- Explosión de gas en Nigeria: cientos de muertos.
- Ataque de las tropas etíopes sobre Somalia: un millar de muertos.
- Terremoto en Taiwan: 2 muertos, 32 heridos.
- Irak, una condena a muerte a un hombre que mató a otros 148.

Muerte por aquí y por allá, muertes, muertos, matar, muerte,...

Para poner punto y seguido al asunto, hoy hace 2 años exactamente que ocurrió la ya archiconocida tragedia del tsunami en el sudeste asiático. Seguro que se han hecho un montón de homenajes en favor de las víctimas y sus familias, de los miles de desaparecidos que dejó la gigantesca ola tras de sí.

Pero lo que yo me pregunto es si no les compensaría más pensar en prevenir futuras tragedias similares. No hay duda que una ola gigante es lo que es y contra eso no hay mucho que hacer, pero tal vez si se hubieran dispuesto de más facilidades, mejores servicios, mayor capacidad de gestión de ayudas, etcétera, no habría que lamentar ahora tantas pérdidas humanas.

¿Y hasta qué punto nos importa eso a nosotros? Al fin y al cabo aquí sólo notamos veranos más largos, tímidas olas de calor y, como mucho, algún vientecillo un poco huracanado. Sin embargo, en otros paises del mundo, las consecuencias de esta situación vienen en forma de olas gigantes y terremotos. Casualmente suele ser siempre en los paises o zomas con mayores problemas para la simple supervivencia, no hablemos ya para afrontar catástrofes de tal envergadura.

Si alguien quiere preguntarse un poco más, le remito a la caótica frase situada al final de esta página. No es culpa nuestra respirar, pero sí cortar la respiración. Tal vez no pongamos las manos directamente sobre ningún cuello, pero no permitiendo que la Tierra respire estamos contribuyendo a que ocurran sucesos para los que no todos estamos igual de prevenidos y/o protegidos.

Hace pocos meses, un bloque de hielo del tamaño de la provincia de Alava se desprendió de la Antartida.

Varios expertos fijaban para el verano de 2040 la desaparición completa del hielo del Polo Norte; las consecuencias creo que ya son bastante sabidas.

Y sino no pasa nada: si no nos mata el planeta en su venganza, ya nos matamos entre nosotros.

Todo es evolución, solo que ahora debe ser cuando volvemos a las cavernas.

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