19 de noviembre de 2006

Renovatio

Siempre llega el momento de lo que podríamos haber estado esperando desde hacía años.

Tarde o temprano, si se tiene la confianza y el convencimiento necesario para asegurar que vas a alcanzar un objetivo, sólo el destino puede evitar que lo logres. Y aunque a veces nos parezca que su fatalidad es más común que su dicha, otras también nos tiene en consideración y nos regala momentos de plena satisfacción.

Aunque creamos que algo no puede cambiar de ninguna manera, si luchamos por ello es cuando tendremos más posibilidades: ese debe ser el primer paso.

La vida cambia, a mejor o a peor, pero el flujo es constante e inevitable: nosotros decidiremos hacia donde desviamos la corriente. Y ahí está de lo que venía a hablar: los cambios.

Nos puede afectar directamente, no hay lugar a dudas, pero también puede tener un efecto más indirecto sobre nosotros, liberándonos de ciertas preocupaciones, aunque a la vez pudiendo ser origen de otras nuevas; nunca se puede asegurar nada.

Perseguimos los cambios o huimos de ellos. Poría decirse que algunos nos pillan por sorpresa, pero ¿realmente no nos hemos puesto nunca en lo mejor o lo peor que pudiera acontecer? ¿No hemos podido analizar múltiples posibilidades, aún no tan concretas como la realidad por acontecer, pero sí con una misma base? Las sorpresas son mínimas; pasar un detalle por alto puede suponer un error gravísimo cuando la rueda empieza a girar.

Pero no nos pongamos siempre en el lado malo. Los cambios también nos hacen evolucionar, nos hacen más fuertes, más expertos. Se aprende más de las experiencias más dificiles, pero esas no son necesariamente las más dolorosas y desgraciadas. También lo son aquellas situaciones que hemos perseguido desde tiempo atrás, que nos han obligado a no bajar la guardia, a no ceder un milímetro, que también hemos podido ver influenciadas por buena suerte o mejor llamémoslo oportunidades.

Y es al final, cuando ya todo ha pasado, que descubres lo aprendido y puedes sentir esa alegría que tanto ansiabas.

Cambios... momentos que merece la pena conservar en el recuerdo.

9 de noviembre de 2006

Espiral

Vivimos bajo un movimiento circular. Giramos alrededor de un astro mientras giramos sobre nosotros mismos. Giros sobre giros y más giros, giros consecutivos sobre giros consecutivos. Pero, ¿alguna vez pasamos exactamente por el mismo punto donde hemos estado antes?

Si la Tierra gira sobre sí misma, nuestra posicion sobre la msima si que puede ser igual a vueltas (días) distintos si consideramos únicamente nuestro planeta, claro está.

Si consideramos la órbita de la Tierra alrededor del Sol, también podría suponerse que tarde o temprano volvemos a pasar por el mismo punto, ya que únicamente tendríamos un plano en el que dar vueltas y, al cabo de un año, volveríamos a encontrarnos en el mismo punto en que estuvimos años atrás, o al menos cabría esa posibilidad.

Pero ahora vamos a dar el salto definitivo y a tener presente otro hecho: la expansión del Universo. Si suponemos que al inicio toda la masa era un único punto en el Universo, quiere decir esto que a medida que este se va haciendo más grande, la masa está cada vez más dispersa. De esto podrían deducirse dos cosas:

1) Nuestra galaxia (y todo lo que contiene) se mueve "hacia fuera"

2) Cada vez hay más masa más lejos de nosotros.

Cualquiera de estos dos hechos significa lo mismo realmente ya que la masa que se desplace nos irá atrayendo y por tanto alejándonos del supuesto "centro del Universo". Juntando nuestro movimiento circular característico, junto con esa fuerza que nos impulsa al exterior se puede decir que nuestro movimiento es en realidad una espiral. En realidad habría que considerar una expansión igual en todas las direcciones, por lo que en realidad nuestro movimiento seguiría una estructura cónica invertida: como si enrollaramos un muelle alrededor de un embudo, básicamente.

Pero para lo que nos va a interesar: una simple espiral.

Giros y más giros, ahí es nada. Y nunca regresando al mismo punto, cada instante en nuestras vidas realmente ha sido único. Incluso este. ¿Lo has sentido? Único.

¿Cuántas vueltas habremos dado ya? Pero mas importante aún: ¿Cuándo empezamos a girar? ¿Y cuándo se acaba la espiral?

Un círculo (o el que quiera decir elipse también me sirve) es mucho más sencillo: "simplemente"es infinito, puedes darle las vueltas que quieras.

Pero una espiral no. Eso tiene un final. Llegará el día en que dejemos de girar y nos acordemos de cada punto del Universo que visitamos. ¿No querría haberlo dedicado a otra cosa? Igual hubiera preferido reir en lugar de llorar, abrir los ojos en lugar de pasar de largo, amar en lugar de despreciar,...

Cada instante es único y en un lugar único. Disfruta este.