tag:blogger.com,1999:blog-272214682024-02-20T14:41:31.741+01:00Peibol's Rinconsito (Reloaded)Bienvenidas todas las personas a este lugar de estudio y desarrollo de la psicología humana, o lo que va ser lo mismo, mi blog. Espero que os guste (o al menos que no os aburra demasiado) y intentaré tomármelo en serio y proporcionaros lecturas amenas, a la par que interesantes. Lo dicho, bienvenidos y que lo disfruteis. Nos vemos!!Peibolhttp://www.blogger.com/profile/16825024207350076787noreply@blogger.comBlogger58125tag:blogger.com,1999:blog-27221468.post-28368364453957722432008-12-30T22:33:00.006+01:002008-12-30T23:05:33.591+01:0013<div style="font-family: arial; text-align: justify;">Sí, es la entrada número 13 del año. Y la última, esto se va a quedar así. ¿Que no es buena manera de terminar el año? Realmente no hay motivos para terminar el año con buen pie cuando ya estás pensando en el siguiente. Finalmente, no han sido tan trágicos estos últimos 366 días, aunque tampoco los recordaré para ponerme a tirar cohetes. Cosas buenas y malas, como siempre, pero muy pocos estímulos agradables que recordar. Aunque de todo se aprende, eso sí.<br /></div><div style="font-family: arial; text-align: justify;"><br /></div><div style="font-family: arial; text-align: justify;">Pero volviendo al 13... ¿por qué se le tiene tanta manía? ¿Por qué es ese número maldito? Supersticiones, en las que no me voy a meter. Cada cual tiene sus creencias más o menos fundadas, pero generalmente provenientes de herencias populares, de "lo que dicen por ahí". No me voy a meter en eso, sino en el hecho de tener todo esto tan en cuenta o no.<br /></div><br /><div style="font-family: arial; text-align: justify;">Así por una casualidad he dado antes en la Wikipedia con la historia de un personaje que a la mayoría os sonará de nombre, pero del que tal vez no se sepa demasiado. Se trata de <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Baron_rojo">Manfred von Richthofen</a>, más conocido como el "Barón Rojo". Resumiéndolo en una frase, fue un piloto alemán de la Primera Guerra Mundial que destacó por haber conseguido derribar hasta a 80 pilotos enemigos. Finalmente, fue abatido supuestamente por un piloto canadiense, aunque también se decía que había sido un disparo fortuito desde tierra.<br /><br />Y ahora es cuando me pongo a relacionar las dos cosas. Dicen que los pilotos alemanes tenían una superstición: no tomarse una fotografía nunca antes de subir a su avión. Nuestro protagonista lo hizo, el 21 de Abril de 1918, antes de volar por última vez. La fotografía en cuestión es la siguiente:<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjnmMJb9TVc6F69dmpBZw4LEnNUwJzD4lqEsL5DP_i099HjY4EERVK-_MANbwdSdSzgQbsk1n29irXIP_viu-3R3JXi6we9Ybq6Wck9JChfLo4m27jldWMUA38GPQOMbut-hN9aA/s1600-h/baronRojo.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 387px; height: 284px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjnmMJb9TVc6F69dmpBZw4LEnNUwJzD4lqEsL5DP_i099HjY4EERVK-_MANbwdSdSzgQbsk1n29irXIP_viu-3R3JXi6we9Ybq6Wck9JChfLo4m27jldWMUA38GPQOMbut-hN9aA/s320/baronRojo.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5285705858464244402" border="0" /></a><br /></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family:arial;">Todo un héroe sanguinario y sin escrúpulos, ciego por la sed de dar caza a los enemigos... jugando alegremente con su perro. ¿Y fue derribado por no hacer caso a una superstición? Realmente puede que le hubiera llegado ya el momento y que todas esas ideas no fuesen más que invenciones absurdas.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Como el Barón, no me voy a callar porque sea este un mal número. No ha sido un buen año, pero el que viene ya será mejor. Siempre queremos ver los nuevos años con mejores perspectivas, pero sé que tiene que ser un año mejor.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Así que esto no acaba en el 13. Feliz año a todos.</span><br /></div>Peibolhttp://www.blogger.com/profile/16825024207350076787noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-27221468.post-13943801082338687092008-11-21T22:42:00.005+01:002008-11-22T07:18:43.510+01:00Humano, después de todo<div style="text-align: justify; font-family: arial;">- Definitivamente tienes muy mal aspecto.<br /><br />- Lo sé. - respondió el Dr. James Conrad. - Esta semana me noto realmente cansado. Y lo curioso es que anoche apenas pude pegar ojo... es como si la cabeza se me vaya por momentos.<br /><br />Tras quitarse la bata blanca, el Dr. Mathew Auberlen se rascaba levemente la calva atusándose el poco pelo canoso que le quedaba. Realmente su compañero parecía bastante agotado mientras decía todo aquello, por lo que no pudo reprimir una leve mueca de desagrado.<br /><br />- Tal vez deberías probar a pasar por el nuevo sistema experto de diagnóstico. Ha sido toda una novedad y está dando muy buenos resultados, aunque para lo que dicen que le costó a la empresa más vale que los dé.<br /><br />El Dr. Conrad recogía su maletín, guardando un montón de papeles en una carpeta y metiendo esta después cuidadosamente en su cartera de piel.<br /><br />- No sé... no creas que tengo mucha confianza yo en esas máquinas "sabelotodo".<br /><br />- Me estarás tomando el pelo. Esa máquina es algo así como el médico perfecto, sólo que esta sabe lo que muchos médicos juntos. Y hay algo más: - Con el cabello ya en su sitio, el Dr. Auberlen se detuvo un momento mirando a su compañero mientras se abrochaba los botones su gabardina, como queriendo dar más énfasis a lo que iba a decir. - Este "médico" goza de los privilegios del razonamiento perfecto. Procesa millones de datos por segundo y es capaz de dar una respuesta absolutamente fiable y objetiva en menos de un minuto.<br /><br />- Pero es tan frío el trato con un médico así... - El Dr. Conrad negaba con la cabeza y pensaba en cuando él empezó a trabajar en aquel hospital. Entonces no había ninguna máquina que fuese a hacer sus diagnósticos. Los pacientes esperaban en su consulta y él tenía que observar todos los síntomas y elaborar un diagnóstico basado en su conocimiento y su experiencia. Ahora todo ello se hallaba encerrado entre planchas metálicas, inmerso en un mar de información de dimensiones desconocidas que llamaban "inteligencia". ¿Por qué había estudiado él tantos años de carrera para terminar apretando un botón y viendo hacer su trabajo a una estúpida máquina?<br /><br />- Mira, haz lo que quieras, pero todo el mundo te va a decir lo mismo que yo. Además, y como te he dicho, nada ni nadie te dará una respuesta mejor que la suya. Te dirá todo cuanto te pueda pasar. Sin pelos en la lengua; un médico puramente racional, sin humanidad.<br /><br />- Ya, supongo que tienes razón... Mañana iré por la mañana, sí. Supongo que puedo hacer caso a todos los médicos de este hospital juntos - una leve sonrisa se dibujó en su rostro mientras cerraba la cartera y se la colgaba al hombro.<br /><br />------------------------------------------------<br /><br />El Dr. Conrad se tomó una semana de vacaciones a partir del día siguiente. Su mujer y él viajaron a una ciudad cercana. Al cuarto día, el médico sufrió un desmayo mientras tomaba un café en una terraza y perdió el conocimiento. Cuando llegó la ambulancia, su pulso se había desvanecido. Al alcanzar el hospital, James P. Conrad había muerto.<br /><br />Dos entes fueron "abiertos" para su examinación tras este acontecimiento. El primero fue el propio doctor, en cuyos vasos sanguíneos del cerebro encontraron abundantes coágulos producidos por una circulación arterial peligrosamente deteriorada. El segundo fue el sistema de diagnóstico, para el cual se buscó en la base de datos la información proporcionada unos días antes al médico: "Diagnóstico: Inminente trombosis. Tratamiento: Ninguno. Sugiérase una suspensión temporal de la actividad laboral. Omítase dar el diagnóstico real al paciente. Buena suerte, Dr. Conrad."<br /></div>Peibolhttp://www.blogger.com/profile/16825024207350076787noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-27221468.post-36663659459644260232008-11-07T23:18:00.004+01:002008-11-07T23:32:07.071+01:00Piedra<div style="text-align: justify; font-family: arial;">Para que nadie pueda cruzarse en tu camino y desviarte de tu objetivo.<br /><br />Para que no busques otras alternativas y simplemente avances sin preguntarte a cada jornada "¿y si hubiera hecho o dicho esto otro?".<br /><br />Para que cada día sea exactamente igual que ayer, sin sobresaltos, sin emociones, sin sorpresas de ningún tipo. Inerte sí, pero constante.<br /><br />Para que aunque veas que a tu alrededor llueve, tu alma se mantenga seca y nada la empape.<br /><br />Para olvidar todo cuanto quieras, incluso el camino recorrido o las personas encontradas a lo largo de él. Y si no se puede olvidar, al menos los aislarás.<br /><br />Para poder despertar y empezar de cero.<br /><br />Para hacer callar a la conciencia y escuchar sólo a los sentidos. Ahora tú tomas tus decisiones.<br /><br />Para no caer, aunque haya más tropiezos.<br /><br />Para no mirar atrás y seguir peleando por llegar al destino.<br /><br />Hay que construirse un corazón de piedra; porque aunque puede pesar en el camino, seguro que no se pudrirá.</div>Peibolhttp://www.blogger.com/profile/16825024207350076787noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-27221468.post-46075554891713959302008-09-28T18:15:00.002+02:002008-09-28T18:18:26.631+02:00Rojo y blanco<div style="text-align: justify; font-family: arial;">Aspiro la última bocanada del cigarrillo y lo dejo caer por el hueco del ascensor. Prefiero no soltar directamente el humo, sólo lo retengo y luego dejo que sea él quién escape de mi boca. Las diez y veintisiete de la noche; ya falta muy poco.<br /><br />Llevo los guantes ajustados pero compruebo una vez más que puedo mover mis manos sin dificultad. Sé que necesitaré una velocidad y una fuerza implacable en ellas en los próximos instantes. Un mínimo temblor puede significar el fracaso. El cuchillo debe deslizarse entre sus costillas sin titubeos, perforándole el pulmón primero para que pierda la respiración y la capacidad de gritar con la primera puñalada. Después le asestaré repetidamente de diez a quince cuchilladas más por el tórax, provocándole hemorragias importantes que lo desangrarán en un par de minutos. He repasado el procedimiento en mi cabeza una vez tras otra, desgranando las escenas a cámara lenta. He visto ya su cara de terror y el goteo de la sangre sobre el piso de mármol.<br /><br />Lo más importante es que debo salir de aquí limpio, por lo que no podré descargar ningún golpe hacia su cuello. Los hombres sangran como cerdos cuando se les degüella. Aún me acuerdo de cómo me pringó de sangre aquel grandullón al que rebané el pescuezo hará seis o siete años en un callejón de Knoxville. No podía ni distinguir el puñal entre mis manos embadurnado como estaba en aquel denso fluido carmesí. Después de todo, siempre me ha parecido irónico que se les llame “armas blancas”; nada hay de pulcro e inmaculado en atravesar el corazón de un hombre. El frío tacto de la hoja se traspasa a su torrente sanguíneo y lo corrompe, de igual modo que los hielos en un vaso corrompen hasta el más preciado whisky. Y de la misma forma que el hielo desaparece en la copa, la sangre devora el puñal con este súbito cambio de temperatura.<br /><br />La maquinaria del ascensor se ha puesto en marcha. Debe ser él. Me pongo el pasamontañas y tanteo la empuñadura de mi cuchillo en la chaqueta. Hoy volveremos a ganarnos el pan, amigo. Y es que este futuro fiambre debe ser un pez gordo, aunque en realidad me trae sin cuidado quién sea. Hace tiempo que deje de creer en “buenos y malos” y empecé a creer en vivos, muertos y tipos que no debían respirar durante mucho más tiempo. No podía decir que me gustaba, porque nunca puedes llegar a decir que te gusta tu trabajo (simplemente, es trabajo), pero al menos era bueno en ello.<br /><br />Las diez y treinta y dos. El ascensor se para y la puerta se abre.<br /><br />- ¿Sr. Woolford?<br /><br />Descuida, no hace falta que termines de girarte hacia mí.<br /></div>Peibolhttp://www.blogger.com/profile/16825024207350076787noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-27221468.post-51095231366244645312008-09-11T19:28:00.003+02:002008-09-11T19:51:46.209+02:00Crueldad<div style="text-align: justify; font-family: arial;">Crueldad es oir el teléfono mientras abres la puerta de casa, correr hacia él tirando todos tus trastos de camino y sólo escuchar "tut-tut-tut-..."<br /><br />Crueldad es que el día en que más necesitas el móvil te hayas quedado sin batería una hora después de salir de casa.<br /><br />Crueldad es dejarte el paraguas en casa cuando llueve a cántaros fuera y llevártelo cuando domina un sol de justicia.<br /><br />Crueldad es que una vez sentado en la taza del cuarto de baño y "en plena faena" descubras la ausencia de papel higiénico a tu lado.<br /><br />Crueldad es que se te rompa una cuerda de la guitarra un sábado por la noche y no tengas ninguna de recambio.<br /><br />Crueldad es tener que irse de un bar cuando suena una canción que te gusta después de haber escuchado ochocientas insufribles.<br /><br />Crueldad es que salte la luz de casa cuando llevas varios párrafos de un trabajo sin guardar en Word.<br /><br />Crueldad es abrir un grifo de agua caliente en la casa mientras tú estás dándote una apacible ducha con mucha calma y desasosiego.<br /><br />Eso es crueldad....<br /><br />Pero, que tras 2 días enfrascado en una endiablada función en el maldito C++ y realizando ya las pruebas definitivas dónde crees que todo va a salir por fin perfectamente "porque ha salido bien unos dos millones de veces antes" y a falta de 10 escasos minutos para terminar la jornada laboral y poder irte a tu casa tranquilo y en paz a comer sin que se te revuelvan las tripas haya una maquiavélica sección entera de un fichero sinvergüenza que no se copie, eso no es crueldad...<br /><br />Es una gran putada.<br /></div>Peibolhttp://www.blogger.com/profile/16825024207350076787noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-27221468.post-62341619868627897602008-09-06T17:40:00.005+02:002008-09-08T22:05:21.226+02:00Bicicletas de montaña<div style="text-align: justify;">Los frenos húmedos por el agua de los charcos no respondieron como estaban predestinados a hacerlo y el ligero derrape de la rueda delantera fue inevitable. Tras ello, Toni sólo pudo ver como el manillar de la bici de su amigo Marco se giraba en una posición nada recomendable para seguir una trayectoria recta y esta vez el frenazo sí fue efectivo, pero seguramente no de la manera que el chico lo habría deseado. La rueda trasera giró violentamente por encima de su cabeza y en un instante la bici y su conductor se separaron en el aire, saliendo este despedido varios metros hacia el embarrado camino.<br /><br />- ¡¡Marco!!<br /><br />Toni lo había visto todo desde el principio de la cuesta, por lo que bajó con cautela oprimiendo al mínimo los frenos y dejando que fuese la propia inercia del nuevo terraplén quien redujese la velocidad de su bici. Aún no se había detenido por completo cuando bajó de ella apresuradamente y se acercó al pobre chico que despertaba como de un viaje lejano, queriendo apoyarse sobre sus pequeños y temblorosos brazos.<br /><br />- Ay, que torta...<br /><br />Apenas había podido girarse sobre sí mismo hasta poder separar su cara del barro y se lastimaba quejumbroso y desorientado. El "vuelo" había sido espectacular y hasta las gafas habían saltado de sus orejas como un paracaidista improvisado, sin que se las viera por ninguna parte.<br /><br />- Te dije que era un mal día para andar por el monte. ¿Estás bien?<br /><br />El labio inferior empezaba a emanar un intenso líquido rojo y el dulce sabor aterraba a Marco lejos de calmarlo. Intentó llevarse la mano a la boca, pero no había movido un músculo cuando soltó un alarido tremendo.<br /><br />- ¡¡Ay!! Me duele mucho el codo. ¡No puedo mover el brazo, Toni!<br /><br />En efecto, la sudadera se hallaba rasgada a lo largo de casi todo el brazo derecho de su amigo del colegio. Pudo comprobar con bastante horror como la posición del mismo era un tanto inusual y a la altura del codo una herida se abría. Incluso creyó ver una sospechosa punta resquebrajada de color blanquecino entre la amoratada piel golpeada y la espesura de la sangre mezclada con el barro. No pudo evitar una náusea y apartó la vista rápidamente.<br /><br />- Tenemos que llevarte al pueblo. Apóyate en mí.<br /><br />Por fortuna, Toni ya estaba más desarrollado que Marco; no en vano tenía 4 meses más que él y le sacaba una cabeza al menos. Eso le permitió incorporarle sin muchas dificultades sujetándole del otro brazo.<br /><br />- No sé dónde están mis gafas...<br /><br />- No te preocupes por ellas. Vámonos.<br /><br />Había que dejar las bicis ahí, sobre el barro, pero la carretera no estaba lejos y por ella tal vez vieran pasar algún coche que pudiera ayudarles y sino llegarían en menos de 10 minutos andando. Lo que más lamentaba en ese momento Toni era que seguramente se hubieran acabado las excursiones por la montaña para el resto de este verano, además de la cara que pondrían sus padres cuando volviera a casa y les contara lo sucedido. Y, por supuesto, que tendría que soportar la bronca después de que ellos hablaran con los padres de Marco, pero no había sido su culpa: él no quería ir hoy en bici.<br /><br />El brazo lo llevaba sujeto con el otro y aún no había visto la herida. No es que no quisiese verla, es que no podía hacerlo. A Marco la cabeza aún le daba vueltas y sus ojos no veían el camino sino vagas formas de colores brillantes, estrellas y puntos que bailaban alguna endiablada danza. Sólo dejaba que su amigo lo guiase, tropezando a cada paso, pero avanzando al menos. Pronto llegarían al pueblo, pronto...<br /><br />Y en el final de una cuesta embarrada de un camino cualquiera dos bicicletas descansaban y observaban como, en un charco cercano, unas tímidas gotas de agua se deslizaban sobre los cristales de unas gafas de montura azul oscura, como si entre lágrimas se despidieran para siempre de su dueño.</div>Peibolhttp://www.blogger.com/profile/16825024207350076787noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-27221468.post-11384020852363956442008-08-18T19:45:00.004+02:002008-08-18T19:56:44.647+02:00Pon música a tu tarde<div style="text-align: justify; font-family: arial;">Buenas tardes!<br /><br />Hoy hago una entrada rapidita para hablaros sobre una página que he descubierto esta tarde. Se trata de <a href="http://www.rockola.fm/">Rockola.fm</a>, un lugar donde podéis escuchar la música que os dé la gana, a modo de radio. La gran ventaja de este sitio es que podéis personalizar el tipo de lista de reproducción que queráis según épocas (desde antes los 50 hasta la actualidad), idiomas (castellano, otros, o todo a la vez...) y, lo más curioso, según el estado de ánimo en que os encontréis. Además, si te registras (que no se tarda nada y es gratuito, por supuesto), puedes indicar que música te gusta más o menos para que poco a poco la página te vaya proponiendo música que se acerque más a tus gustos.<br /><br />Aún no lo he probado demasiado (estoy en ello), pero si a alguien le apetece enredar y dejar un comentario con su opinión, será más que bienvenido.<br /><br />Nada más. Un saludo!!<br /></div>Peibolhttp://www.blogger.com/profile/16825024207350076787noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-27221468.post-20605389493166802008-08-01T12:31:00.002+02:002008-08-01T13:29:39.467+02:00Recordando el olvido<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">La mente es limitada. Tal vez el día de mañana podamos insertarnos chips de memoria en un complicado procesador cerebral que llevemos todos implantados. Pero aún no... Por eso seleccionamos. Nos quedamos con una parte muy pequeña de las cosas que vivimos y la almacenamos para el futuro, por si nos puede resultar interesante. Y lo que queda atrás... olvidado.</span><br /><span style="font-family: arial;">Sin embargo, no todo se olvida. Algo a lo que a priori no podemos acceder en nuestra mente puede aparecer más tarde, cuando es invocado por algún hecho presente relacionado o simplemente cuando profundizamos más en ello. Tal vez yo no recuerde de primeras que cosas ví cuando estuve en una ciudad hace varios años, pero si alguien me dice cosas que él ha visto seguramente recuerde que yo también estuve allí e incluso en otros sitios que él no tiene porque haberme nombrado. Pero uno empieza a asociar y a tirar del hilo y claro...</span><br /><span style="font-family: arial;">Y recuerdos olvidados los hay de todo tipo, eh? No hay porque remontarse hasta el pasado para olvidar algo, porque podemos hacerlo en tan sólo un instante. Entre los olvidos fugaces mi favorito por excelencia es el del azúcar en el café de la mañana... "¿Se lo he echado ya? ¿O no? ¿Y cuántas cucharadas?" Hay momentos en que no se le puede interrumpir a nadie, y ese es uno de los más crueles porque sabes que correrás el riesgo de tomarte un café excesivamente empalagoso...</span><br /><span style="font-family: arial;">Pero nuestro "mecanismo de recuerdo" es inteligente. Nos evita la mayoría de experiencias desagradables y nos deja las buenas, será por eso que tropezamos siempre con la misma piedra: no nos acordamos de que está ahí hasta que le metemos el zapatazo. En todo caso hemos de tratar de recordar eso explícitamente repitiéndonoslo una y otra vez o gastando post-it's o similares elementos físicos de recuerdo.</span><br /><span style="font-family: arial;">Sea como sea, elegir lo que recordar sigue estando en nuestra mano, pero elegir lo que olvidar suele ser más complicado.</span><br /><span style="font-family: arial;">¿Y a qué venía todo esto? Ni idea...</span><br /><span style="font-family: arial;">Me voy a preparar un café (con azúcar... o tal vez no)</span><br /></div>Peibolhttp://www.blogger.com/profile/16825024207350076787noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-27221468.post-68564576933879313382008-06-21T17:31:00.005+02:002008-06-21T18:28:45.966+02:00Format muerte:<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Hoy me ha tocado formatear mi ordenador. </span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Bueno, no es que "me haya tocado", sino que lo he decidido yo mismo. El motivo no era muy distinto al de otras veces: simplemente me estaba tocando las... narices. La gota que ha colmado el vaso ha sido que me dejase de reconocer el driver de la tarjeta de sonido incluso cuando se lo acababa de reinstalar. Vamos, como si cuando vas a una frutería y le pides al amable frutero unas ciruelas te suelta que no tienen mientras las estás viendo encima de una estantería. Blanco y en botella, querida computadora.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Así que ha vuelto a nacer. Tras volver a acondicionar Windows ha venido la parte entretenidísima de volver a instalar todos los programas. La única ventaja es que he podido seleccionar y eliminar definitivamente aquellos que ya no utilizo ni espero utilizar (véase Propeller Tool), por lo que espero que los problemas que puedan surgir tarden en aparecer. Y ahí es cuando ha venido la frase divertida del día... Llevando como llevaba toda la mañana y parte de la tarde sudando para que todo volviese a recuperar un aspecto normal, el instalador del Messenger (que, por cierto, es bastante pesado preguntándote mil veces a ver si quieres instalar las mismas cosas que le has dicho que no te interesan otras novecientas noventa y nueve) va y suelta lo siguiente:</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">"La instalación puede tardar varios minutos, pero puedes hacer otras cosas mientras esperas."</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Muy bien. Realmente estaba parado mirando la pantalla y viendo como tardabas veinte horas en instalarme un mísero programa. Pero ahora que me has advertido tan galantemente de que vas a tirarte el resto del año, quizás vaya a leer un libro. Uno sencillo y llevadero, no sé... ¿"El Quijote"? El trabajador de Microsoft que decidió incluir ese mensaje debe de estar muy mal pagado.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Por suerte, ya queda poco por instalar...</span><br /></div>Peibolhttp://www.blogger.com/profile/16825024207350076787noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-27221468.post-89535292374026263142008-05-16T20:47:00.000+02:002008-05-16T20:47:29.438+02:00Gotas<div style="text-align: justify;">Gotas de lluvia se deslizaban por los cristales. Caían débilmente y poco a poco el agua se iba agrupando en una gota cada vez más grande hasta que la gravedad hacía su efecto. De vez en cuando el viento también intervenía, desplazando las gotas en una coordenada desconocida, arrastradas contra su voluntad de caer en un lugar determinado. La lluvia era esclava del viento, como lo eran las nubes negras de la que provenía.<br /><br />El perro observaba los cristales mojados, con su atención capturada por el golpe del agua contra la ventana. La tormenta aún no había descubierto su máximo poder, pero se veía venir que no iba a tardar. Estaba todo demasiado oscuro en la habitación. Aquello le asustaba un poco; sabía el ruido que hacía el cielo cuando la tormenta llegaba y no le gustaba nada. No le importaba la lluvia y mojarse, pero ese terrorífico sonido...<br /><br />La tenue lucecita de la lámpara de la mesilla apenas llegaba a alumbrar al hombre mientras contemplaba a su mascota. En esos momentos parecía reflexionar, como si cualquier acto pasado fuera a ser borrado de golpe y olvidado. ¿Llegaría a lamentar algo o a enorgullecerse de algo?<br />Seguramente no pasaba nada de eso, sólo se preguntaría en qué momento iba a llegar la hora de salir de casa. ¿Pero intuiría algo? Debía saber que estaba enfermo, eso sí. Uno conoce cuando tiene fiebre o cuando siente cualquier otro malestar, por lo que él también debía saberlo. No quedaba otra alternativa, era hora de irse.<br /><br />La lluvia en el cristal perdió toda la atención cuando el hombre se levantó lentamente de su silla, dejando el periódico que había reposado sobre sus rodillas encima de la mesa. Estaba convencido de que enseguida oiría su nombre. Le aterraba la idea de pasear bajo la tormenta, pero confiaba en el hombre. Este le conocía y seguramente había decidido que era mejor salir ahora, antes de que el tiempo se pusiera aún peor.<br /><br />El perro se había levantado detrás de él y se le había quedando mirando. Era ese tipo de mirada tranquila, entre expectante y confidente que hace años que observaba. "Vamos", le dijo. Y le seguía, como siempre había hecho. Su colega, su amigo; compañero en tantos días y noches, en tantas otras tormentas como la de hoy. Pero estas no iban a volver a ser igual después. Igual que ni las mismas gotas iban a deslizarse juntas en su ventana, así las mismas miradas tampoco se volverían a cruzar.<br /><br />El hombre sacaba ya la correa de un cajón, al tiempo que tomaba su paraguas del perchero. Parecía pensativo y torpe, pero poco a poco iba ganando más determinación. Se estaría pensando lo de la tormenta. La idea de pasear bajo el ensordecedor estruendo que gritaban las nubes volvió a aparecer cuando el hombre ató la correa y tiró de él. Pero debía confiar... el dueño sabía qué era lo mejor. ¿Qué sabía él? Tan sólo mirar las ventanas empapadas desde el calor de la casa. Sólo un paseo. Pronto volvería a ver la lluvia sobre esos cristales.<br /><br />La puerta se cerró de un golpe. Una, dos vueltas de llave. La lluvia sobre los cristales y el primer trueno de la tarde rompieron el silencio en la habitación.<br /></div>Peibolhttp://www.blogger.com/profile/16825024207350076787noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-27221468.post-85364368263536660782008-03-27T20:44:00.004+01:002008-03-27T21:18:27.795+01:00Déjà-vu<div style="text-align: justify;"><span style="font-family:arial;">Lo llamamos lo "ya vivido" cuando una experiencia nos resulta extrañamente familiar, evocándonos recuerdos y situaciones que podrían permanecer olvidadas en nuestra mente y que espontáneamente vuelven a surgir. No tendría más relevancia hablar de ellos si se tratasen de meras experiencias pasajeras, enmarcadas dentro de lo que es casi nuestro saber: la cualidad para poder responder a un estímulo conocido de una manera automática y a veces inconsciente. El problema es cuando lo que vuelven son los "fantasmas".</span><br /></div><p style="font-family: arial; text-align: justify;" class="MsoNormal"><img src="file:///C:/DOCUME%7E1/Peibol/CONFIG%7E1/Temp/moz-screenshot.jpg" alt="" /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKR9KHVS1uIhIIkEFOrO1ITSmcxTCUg6EKRwYycbO52H51zGwhkbGHmotVh-I3N-wPooHwO3Pbp80qHzMTCkBV5ISWYLyLwNJ2q8xzch6qAB8gB5qNFSDkH9InQm5760SrzaMFBg/s1600-h/2001.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKR9KHVS1uIhIIkEFOrO1ITSmcxTCUg6EKRwYycbO52H51zGwhkbGHmotVh-I3N-wPooHwO3Pbp80qHzMTCkBV5ISWYLyLwNJ2q8xzch6qAB8gB5qNFSDkH9InQm5760SrzaMFBg/s320/2001.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5182517471315435234" border="0" /></a>Los fantasmas son aquellos problemas que una vez encontramos y, tras muchos dolores de cabeza, superamos de una u otra manera. En cierto momento nuestra vida tomó un camino y nos pidió una respuesta. La decisión tomada para enfrentarse a ese problema nos habrá dejado un pequeño poso de conocimiento, un hilo del que tirar cuando volvamos a encontrarnos en la misma situación. Lamentablemente, las circunstancias hacen que a veces los hilos de los que tirar se pierdan entre nuestras manos. El hecho de tirar en estos casos se hace más difícil, pues hemos ido dejando un sedimento por encima de los hilos que antes teníamos preparados y no estarán tan a la vista. Más aún, el hecho de creer un problema superado nos lleva a olvidarnos también del camino a seguir. De igual modo que si visitamos una ciudad muchos años después de verla por última vez podemos perdernos entre nuevas calles, las circunstancias también han variado desde la primera aparición del fantasma a ahora. Remover la tierra y desenterrarlo puede provocar un terremoto de ideas y recuerdos aterrador.<br /><br />Confío en que enfrentarse a un problema ya conocido tenga su parte positiva y que premie más la experiencia frente a la novedad, el conocimiento frente a la improvisación. No se puede garantizar el éxito ante un segundo asalto solo porque el primero haya sido superado. Como se suele decir, la vida es una carrera de fondo. Quiero deducir de ello que uno no debe agotarse demasiado temprano y que debe estar siempre preparado para contraatacar en el momento más complicado. Además, sé que las circunstancias esta vez son más positivas; me asiento sobre una base mucho más estable a la que aferrarme. Lo único malo es que conoces siempre como empiezan estas cosas, pero nunca como acaban.<br /><br />Los fantasmas del destino son caprichosos.</p>Peibolhttp://www.blogger.com/profile/16825024207350076787noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-27221468.post-41919306026735000792008-01-12T20:45:00.000+01:002008-01-12T21:26:13.121+01:00Infinito<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Nunca podría haber imaginado dónde terminaba.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Realmente le parecía imposible calcular cuántos kilómetros alcanzaban sus ojos. El atardecer era claro, eso sí, por lo que podía percibir más detalles que la tarde anterior. Ola a ola, su mirada navegaba perdiéndose en la distancia, como tratando de buscar algo que quebrase esa inmensidad, algún matiz que diferenciase este momento y este lugar de cualquier otro. Pero no había nada. Tan sólo el mismo vacío; por dentro y por fuera, era todo lo que le rodeaba. El olor de la sal ahora sólo le traía recuerdos, despertando en él sensaciones dormidas que había dejado que el tiempo fuese enterrando a su merced.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Pensó en su familia. Tal vez no debía hacerlo, ya que ellos nunca hubieran querido que él se preocupara de esa manera por ellos, pero era inevitable. Sabía que en este momento debía ser fuerte y evitar caer en esos pensamientos, aunque ello supusiese ir en contra de lo que siempre había creído. No había alternativa. Estarían bien. Eso creía y eso quería creer.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Los recuerdos eran su mayor enemigo. El mar se los traía siempre, pensamientos varados en su cabeza que lo llenaban de esperanza un día y le derrotaban otro; y día a día le consumían. El mar... Había significado tanto y desde hacía tanto tiempo... No siempre lo había mirado desde este lado, claro. Tal vez por eso ahora le dedicaba una mirada distinta.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Su viaje... Tan sólo el mar y él sabían cómo había conseguido llegar a la costa. No había sido la primera vez que lo intentaba, por supuesto, pero siempre había confiado en que tarde o temprano el destino le daría una oportunidad o, de lo contrario, le arrebataría toda posibilidad de un sólo golpe.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Detestaba pensar en sus compañeros de aquel viaje. Compañeros de ilusiones un día y de sufrimientos la noche siguiente. Había procurado olvidar sus nombres, ya que ahora no servían para representar a las personas que conoció sino sólo al horror que vivió después.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Nunca supo por qué él sí consiguió llegar cuando había hombres mucho más fuertes en aquella embarcación. Sin embargo, también había mujeres. Y niños. Por eso él había decidido viajar sólo. Hasta entonces pensaba que en un viaje así se creaban amistades; a fin de cuentas todos navegaban con el mismo propósito. Tristemente, luego comprobó que cuando tu supervivencia está en juego has de mirar primero por ti y por los tuyos. De nuevo, no había tenido alternativa, si bien nunca se lo podría perdonar, como nunca podría borrar de su mente la manera tan cruel en que la muerte se llevó a quiénes más trataban de agarrarse a la vida. Ahora él vivía por todos pero también, poco a poco, moría por dentro por todos.<br /><br />Tenía su oportunidad. Era su momento. Y no debía desperdiciarlo.<br /><br />Y sin embargo ahí estaba... El mar...<br /><br />-------------------<br /></span><br /><span style="font-family: arial;">La noche cayó sobre el muelle. Tras la tenue lucecita de una farola, una figura solitaria miraba hacia el ya negro horizonte.</span><br /></div>Peibolhttp://www.blogger.com/profile/16825024207350076787noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-27221468.post-44260901226673685122008-01-02T23:04:00.000+01:002008-01-02T23:19:43.158+01:00Oda a la estabilidad<div style="text-align: justify;">Empezamos un nuevo año y parece que todo tiene que ser distinto. Así, sin más, porque sí. Porque empezar parece que significa destruir todo lo que hemos dejado atrás y comenzar a construir todo de nuevo. Mentira. Y de las gordas.<br /><br />¿Qué pasa, señores? Vendemos la piel del oso antes de haberlo cazado, ¿no?. Se supone que como volvemos a retomar la cuenta de otros 365 días (en este caso 366) en nuestra vida, todo tiene que ser distinto. Los errores de hace menos de un año quedan disueltos, las preocupaciones que antes nos atormentaban ahora se desvanecen y todos nuestros problemas se desmaterializan de repente. Ya está armado el batacazo.<br /><br />Ahora es cuando toca caer. Volvemos a despertar, miramos alrededor y vemos que seguimos rodeados de lo mismo. ¿El cambio? Una cifra en la fecha y una vuelta más alrededor del Sol. 4 estaciones por delante plagadas de futuras alegrías y tristezas, satisfacción y dolor. Y no hay mucho más.<br /><br />No os engañéis. La vida no cambia de un día para otro; ni siquiera de un año para otro. No porque hayamos deshojado un calendario entero nuestro mundo va a ser hoy más bonito y feliz. Más vale que nadie desee creer eso, por mucho que se empeñen en decirlo en las campanadas o en donde sea.<br /><br />"Un año con mucha salud, la salud es lo importante". Si tan importante, es desea esa salud a los demás todo el resto del año, en lugar de insistir ahora en ello. Quien a las 23:59 del 31 de Diciembre estaba enfermo iba a seguir enfermo al callar el reloj de la Puerta del Sol.<br /><br />El año no cambia. Nosotros lo hacemos. No hay que buscar excusas ni razones donde no las hay, en el puro devenir de los tiempos.<br /><br />Si quieres cambiar no tienes más que moverte. Sino ahí te quedes.</div>Peibolhttp://www.blogger.com/profile/16825024207350076787noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-27221468.post-59662846883917975232007-09-27T16:19:00.000+02:002007-09-27T16:24:10.737+02:00Visión de futuroLa vida en pareja para un informático puede no ser tan maravillosa... o sí...<br /><br /><object width="425" height="350"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/k2VAQQK0pFY"></param><param name="wmode" value="transparent"></param><embed src="http://www.youtube.com/v/k2VAQQK0pFY" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent" width="425" height="350"></embed></object>Peibolhttp://www.blogger.com/profile/16825024207350076787noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-27221468.post-74578684148134777682007-09-22T21:58:00.000+02:002007-09-22T22:40:05.111+02:00Cerveza fría y "tappings" nocturnos<div style="text-align: justify; font-family: arial;">¿Qué hace una canción? ¿Melodía o letra? Palabras sueltas con más o menos azar, ideas fugitivas de mentes inquietas por expresar unas sensaciones que a veces no son representables en 29 símbolos. Ni lo serían probablemente en un millón. No siempre se encuentran las palabras para relatar un pensamiento y no siempre se encuentran pensamientos para explicar una sensación.<br /><br />A veces me he preguntado como serían esas sensaciones que experimento si mi percepción fuera diferente. ¿Cómo sería, por ejemplo, percibir el desprecio si nos faltara un sentido como la vista o el oído? ¿Tendríamos realmente el mismo concepto de la envidia, la satisfacción o el amor? Pienso que nuestra idea sobre esos conceptos tan indescriptibles en primera instancia no podría alcanzar un nivel como del que tenemos ahora consciencia de ellos si no gozasemos de todas nuestras facultades cognitivas. Sería como intentar describir un número sin conocer las cifras que lo componen.<br /><br />Pero consideraré otro factor a la hora de percibir lo que nos acontece: la experiencia. Es de suponer que si somos capaces de aprender es porque lo que en un momento significa una cosa para nosotros, después crece en significado. De pequeños sabíamos que un círculo tenía una forma concreta, después aprendimos a dibujarlos, luego a hacer cálculos con ellos, etc. Pero desde el momento que conocimos el círculo por primera vez nuestro cerebro ya iba a reaccionar a esa forma concreta asignándole el concepto de "círculo". Que luego ese concepto se amplie o no, es cuestión de la experiencia que adquiramos en su manejo.<br /><br />Y aquí viene cuando me entra la duda. ¿Cómo sabemos cuando hemos conocido algo del todo? ¿Podemos fiarnos de que hemos adquirido toda la experiencia relativa a un concepto o siempre queda algo por aprender? Si conociésemos un concepto al 100% y nada fuese capaz de sorprendernos no cabría posibilidad de error no forzado en nuestra interacción con el elemento en cuestión. Sin embargo, el ser humano se equivoca constantemente y buena parte de lo que aprendemos es precisamente de nuestros errores.<br /><br />Entonces direis: "Oye, pero yo sé al 100% que la lluvia moja y que si me meto debajo del agua me voy a mojar. En eso no me voy a equivocar". Cierto, querido lector, y si sales de casa con un chaparrón vas a acabar calado hasta los míseros huesos. Sin embargo, distingue ahora que tú conoces parte de los conceptos "lluvia" y "mojar" y que, en su conjunción, obtienes (tras arduos estudios) que ciertamente la lluvia moja. Pero, ¿conoces al 100% cada concepto? No es lo mismo una lluvia que un monzón y no es lo mismo mojar que empapar. "Pero que simpático eres... Serán conceptos distintos.". Y, ¿dónde está el límite?, yo te respondo. Ahí entra la experiencia.<br /><br />La experiencia es nuestra mayor fuente de sensaciones, nuestro sentido por excelencia. No importa cuánto queramos conocer, porque siempre va a haber algo que nos supere y que nos enseñe nuevas posibilidades. Las sensaciones son pasajeras, inexplicables, una melodía de impulsos eléctricos que navega por nuestro cerebro y que no valen nada si no sabemos asociarlas a un concepto, a algo que podamos explicar y recordar.<br /><br />Ahora ya se me ha acabado la cerveza. Hasta otra.</div>Peibolhttp://www.blogger.com/profile/16825024207350076787noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-27221468.post-58448895293190281332007-09-09T18:42:00.000+02:002007-09-09T19:18:58.493+02:00You ain't hear nothing yet<div style="text-align: justify;">Bueno, ya hace bastante tiempo que me ausento y mucho más que lo único que escribo es el relato. No es que traiga ahora una reflexión profunda ni nada parecido, sólo que hoy me aburría y bueno... he estado el fin de semana enfermo, encerrado en casa, asi que tengo mis razones para perder el tiempo de las más míseras maneras: haciendo sudokus, viendo la tele y descubriendo una cosa que se llama <a href="http://www.goear.com/">GoEar</a>.<br /><br />Igual muchos ya lo conoceríais y me llamareis desfasado. Bien, gracias, lo soy y no tengo justificación, pero no voy a suicidarme por ello. Para explicarlo claro y por lo que veo, viene a ser como un YouTube pero para archivos de audio. Tu te creas una cuenta, cargas los archivos que quieras y ya puedes compartirlos. Así que hoy, para probarlo, he grabado una cosilla con la guitarra:</div><br /><br /><object classid="clsid:D27CDB6E-AE6D-11cf-96B8-444553540000" codebase="http://download.macromedia.com/pub/shockwave/cabs/flash/swflash.cab#version=6,0,29,0" width="366" height="75"><param name="movie" value="http://www.goear.com/files/localautoplayer.swf" /><param name="FlashVars" value="file=1ba26b9" /><param name="quality" value="high" /><embed src="http://www.goear.com/files/localplayer.swf" flashvars="file=1ba26b9" quality="high" pluginspage="http://www.macromedia.com/go/getflashplayer" type="application/x-shockwave-flash" width="366" height="75"></embed></object><br /><br /><div style="text-align: justify;">¡Tachán! Vale, no es gran cosa, pero como este sigue siendo un blog libre de acceso y abandono; al que le guste, bien, al que no también.<br /><br />No voy a convertir Peibol's Rinconsito (Reloaded) en un <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Audioblog">audioblog</a> ni nada parecido, pero que nadie se extrañe si me da otra vez la realísima gana de publicar más contenidos audibles. Serán <span style="font-style: italic;">riffs</span> que me vengan a la cabeza, que reflejen un poco mi estado de ánimo del día (o no) o que, sencillamente, me molen. Como no quiero pasarme mucho tiempo grabándolos (este han sido unos 10 minutos), sonarán casi siempre así de cutres o más y meteré errores como puños pero, sinceramente, tampoco me gusta perder el tiempo.<br /><br />Un saludo a todos y espero escribir con mayor frecuencia (y de algo más interesante).<br /></div>Peibolhttp://www.blogger.com/profile/16825024207350076787noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-27221468.post-29697124595042973362007-06-20T22:03:00.000+02:002007-06-20T23:27:37.237+02:00Signos (IV)<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;">Los tacones y el vestido sobraban. Linda se ajustó las zapatillas de goma y en un momento subía ya las escaleras de dos en dos, rápida pero sigilosa.<br /><br />- Minuto y medio. ¡Sal de ahí ya!<br /><br />- ¿Está despejado?<br /><br />No necesitaba respuesta. Activó el generador de camuflaje de su cinturón y abrió la puerta. Sintió el calor inundándole un instante, a la vez que su cuerpo iba tomando el color y la perspectiva del fondo del pasillo. Cerró la puerta sin hacer el menor sonido.<br /><br />El pasillo se extendía a ambos lados: vacío por la izquierda y algo más atendido por la derecha. La puerta de la Cámara se encontraba custodiada por tres hombres. Sus uniformes impecables en verde y azul los delataban: agentes de BioTechnica.<br /><br />- Camina hacia tu izquierda. La puerta del laboratorio 34-12 está abierta.<br /><br />Linda le hizo caso. Observó a través de la cristalera antes de entrar. La habitación de fuera estaba vacía. En el interior del labotarorio un investigador enfundado en su bata blanca tecleaba algo ante un ordenador. No levantó la mirada cuando la puerta de fuera se movió.<br /><br />- Es mejor pasar inadvertidos. Utiliza el armario que tienes a la izquierda para trepar al falso techo. Apaga el camuflaje cuando estés dentro.<br /><br />- Vaya, y yo que pensaba que me dejarías divertirme un poco...<br /><br />Era comprensible que quisieran que entrase allí sin que ellos lo notaran. Obtener una información preciosa era un plato aún más suculento si se lograba a escondidas de los competidores. Aunque por supuesto, esa no era su guerra: a ella le bastaba el dinero.<br /><br />El conducto de ventilación estaba frío, demasiado para el rol de secretaria inocente que había tomado, pero confiaba en que fuese algo rápido.<br /><br />------------------------------------------<br /><br />- Muy bien, sigue adelante. Es por la siguiente.<br /><br />Morgan observaba sus movimientos, lentos pero seguros. Pronto llegaría a la sala anterior. Ya había enviado un silenciador a todos los sistemas de escucha de la misma. Bastaría con que Linda se deslizara con su camuflaje y con paralizar la cámara de vigilancia de la puerta. Buscó el programa y lo fue cargando. La figura de una araña púrpura se materializó en su visor.<br /><br />- Modelo ER-521J. Código 7664. Date prisa.<br /><br />Linda ya estaba frente a la puerta. Morgan seleccionó el 521J e introdujo el código que le había dicho Linda. Mientras tanto, la araña ya había empezado a tejer una espesa tela.<br /><br />- D-128-42. Tienes vía libre.<br /><br />- No tardaré mucho.<br /><br />Linda debía cortar la comunicación ahí dentro. Los sensores captarían las señales. Morgan observó el indicador de camuflaje restante. Algo menos de cinco minutos. ¿Suficiente? Linda estaría ya copiando los datos, ¿pero cuánto podía tardar?. "Poco más de 3 teras y medio", eso habían dicho. A Morgan se le hacía un nudo en la garganta sólo de pensar qué podría suceder si algo se les había escapado, si había algún otro elemento de vigilancia que no habían desactivado, si Linda tardaba más y se le acababa el camuflaje... ¿Cómo iba a salir de allí sino?<br /><br />- Lo tenemos. Sácame de aquí, pequeño.<br /><br />Su voz le devolvió a la realidad y un espasmo de tranquilidad le invadió súbitamente.<br /><br />- Ufff... Será un placer.<br /><br />Linda estaba cerrando ya la puerta. Morgan se acomodó de nuevo sobre la silla y echó un vistazo a la araña para preparar su desactivación. Se dió cuenta de que algo había cambiado por la décima de segundo que tardó en aparecer.<br /><br />- ¡Linda! ¡Sal!<br /><br />La araña lucía un apagado tono azul y se encontraba quieta y acurrucada entre sus patas. Su tela se disolvía rápidamente entre un viscoso líquido verde.<br /><br />--------------------------------<br /><br />La puerta de la sala anterior con el pasillo estalló apenas un segundo después del aviso de Morgan. Una sombra apareció rápidamente entre el humo y el polvo. Linda rodó por el suelo, sacando en un sólo movimiento los cuchillos de su traje. No le dió tiempo a ver a quién atravesaba la garganta, pero supo por el sonido que tampoco tendría ocasión de preguntárselo.<br /><br />Los dos compañeros del difunto asomaron por el boquete de la puerta y dispararon hacia el interior. Era lo que Linda esperaba, por lo que se había refugiado rápidamente hacia un lado de la sala. Ahogando un grito de dolor comprobó que no había sido lo bastante rápida como para evitar un impacto por encima de su tobillo izquierdo.<br /><br />Cesaron el fuego. Ahora o nunca. Apareció en el umbral y clavó su puñal en el pecho de uno de los agentes al tiempo que se giraba para romperle la nariz al segundo. El hombre cayó hacia atrás con la cara envuelta en sangre. Linda desperdició munición de su 9mm.<br /><br />Respiró un instante y volvió a sentir el frío. Su camuflaje comenzaba a parpadear. Oyó pasos apresurados desde el fondo del pasillo. Cada vez más cerca...<br /></span></div>Peibolhttp://www.blogger.com/profile/16825024207350076787noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-27221468.post-81261206136267381732007-02-06T18:01:00.000+01:002007-02-07T11:30:30.858+01:00Signos (III)<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;font-family:arial;" >Era cuestión de supervivencia, en última instancia era por eso. Harrison sabía los peligros que corría al tomar decisiones tan desesperadas, pero también sabía que era ahora o nunca. Las cosas no estaban yendo para nada bien los últimos años y sabía que necesitaba aprovechar una oportunidad así, incluso arriesgando su propia identidad.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;font-family:arial;" >Por eso era él quien se había acercado a aquel lugar. Por eso él mismo había conducido su coche hasta allá, porque necesitaba saber más que nunca que estaba metido en algo importante, y necesitaba participar activamente en ello.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;font-family:arial;" >Los localizadores le habían dicho que esa era la casa. No había razón para desconfiar de ellos, solían hacer bien su trabajo. Sin embargo, le extrañaba que allí viviese aquel en quién tantas esperanzas depositaba, aún sin conocerle. No era por la casa, ni demasiado vieja ni demasiado moderna, sino más bien por el ambiente de aquel sector de la ciudad; demasiado residencial. Varios vecinos le habían dirigido alguna que otra mirada recelosa mientras se apeaba de su vehículo. No era la clase de gente acostumbrada a relacionarse con el resto de la ciudad.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;font-family:arial;" >Llamó a cualquier piso. No necesitaba comprobar si estaba en casa. Una voz femenina le contestó con bastante rapidez.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;font-family:arial;" >- Perdone, esto... yo iba al tercero derecha, pero no deben oirme. ¿Le importaría abrirme?</span><br /><br /><span style="font-family: arial;font-family:arial;" >Ni una palabra más. La puerta quedó habilitada y no tuvo más que apoyarse levemente para pasar al recibidor. Aquello no era como la ciudad, estaba claro.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;font-family:arial;" >Harrison investigó los buzones. El correo convencional nunca había desaparecido del todo, si bien estaba cada vez más en desuso. Leyó el nombre del correspondiente al último piso:</span><br /><br /><span style="font-family: arial;font-family:arial;" >- "Jimmu Zwang Abe"</span><br /><br /><span style="font-family: arial;font-family:arial;" >Por supuesto que no esperaba encontrar el nombre del que disponía en el buzón, pero tampoco hubiera pensado que su principal apuesta era originaria del otro lado del océano. ¿Cabía aún la posibilidad de que se hubieran equivocado? ¿De que aquel no fuese el lugar? No, imposible. Detestaría creer en aquello porque eso le impediría progresar en los acontecimientos. Ahora, más que nunca, debía confiar en sí mismo y en su equipo.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;font-family:arial;" >La carta se deslizó hacia la oscuridad del interior del buzón y Harrison salió por la puerta con celeridad.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;font-family:arial;" >¿Aceptaría?</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">------------------------------------------------------------------------</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">- Piso 32, sube mejor un par de ellos andando.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">- ¿Y eso por qué?</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">- Para que hagas deporte, ultimamente estas echando unos kilitos...</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Linda sonrió timidamente para sí misma y pulso el número 32. Probablemente se hallaba mucho más despejado que el 34 y no merecía la pena correr riesgos innecesarios. Además prefería hacerle caso. Sabía que pronto ya no podría escuchar su voz y que debería actuar sola. Estaba lista, para eso había estado trabajando tan duro las últimas semanas, preparándose para ese momento.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">La puerta del ascensor se abrió en el 7. Dos hombres trajeados de gris y con sus respectivos maletines negros entraron charlando entre ellos casi a voz en grito. A pesar de que uno parecía evidentemente mayor que el otro, su conversación era fluida aunque el tema no de mayor trascendencia que algún evento deportivo celebrado el fin de semana anterior. Linda se hizó la despistada y no prestó demasiada atención.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Subieron hasta el 19 y bajaron casi de la misma manera en que habían entrado, no sin antes haber echado una sutil pero notable mirada a las piernas de la chica.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Las puertas volvieron a cerrarse. Linda estaba confiada: todo saldría bien. Para los de allí dentro ella sería una trabajadora más del edificio, una secretaria cualquiera. Pasar inadvertida era la clave para el éxito. Por supuesto que entrar en La Cámara no sería tan sencillo como enseñar la documentación falsa al guardia del parking y sonreirle inocentemente, pero disponía de todo lo que necesitaba por lo que, con un mínimo de suerte, todo iría bien.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">"¡Ding!"</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">El pitido del ascensor al alcanzar el piso 32 la sobresaltó, pero salió con decisión, caminando hacia el fondo del pasillo de su derecha. El piso estaba casi vacío, a excepción de un par de chicas hablando animosamente junto a una máquina de café. Linda siguió caminando, rebasándolas, y giro la siguiente esquina.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Nadie. Las escaleras de emergencia estaban ahí mismo.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">- Bien, pequeño. Ahora es cuando necesito tu ayuda.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">La respuesta no tardó en llegar. Morgan seguía sus pasos atentamente.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">- Recuerda que tendrás sólo 2 minutos hasta que los sistemas vuelvan a rehabilitarse.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">- Lo sé, lo sé... ¿Me dejas pasar de una vez?</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">- Adelante.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Siempre había un momento de duda cuando le tocaba hacer algo de eso. ¿Y si algo había fallado y la alarma sonaba?</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Linda empujó la puerta con fuerza y la cerró a sus espaldas. Silencio y oscuridad; perfecto.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">La cuenta atrás ya había empezado.</span><br /></div>Peibolhttp://www.blogger.com/profile/16825024207350076787noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-27221468.post-42447770937194645712006-12-30T18:43:00.000+01:002006-12-30T19:17:43.888+01:00Una mierda<div style="text-align: justify;">ETA pone una bomba en la T-4 del aeropuerto de Barajas (Madrid).<br /><br />No hay más palabras: una mierda.<br /><br />Parece mentira que aún en la edad de la tecnología, en la era de la información haya seres (porque llamarlos personas sería un insulto hacia todas las demás) tan sumamente cavernícolas. ¿Qué sentido reivindicativo tiene destruir cosas? Es algo así como decir: "Oye, perdona, que es que me he quedado en un eslabón perdido de la evolución. Ya que soy tan retrasado mental voy a ponerme a joderte a tí, que pareces tan civilizado..."<br /><br />Da asco, sinceramente. Si quieres poner bombas, ponlas en tu casa. ¿Por qué un aparcamiento de un aeropuerto? ¿Qué pretendes matando a gente que no tiene nada que ver contigo ni con tu supuesta lucha?<br /><br />Otra cosa ya es lo del proceso de paz y todo eso. Para mí que, así como se ha visto que están las cosas, no es que se pueda hablar de mucha "paz", pero no me voy a meter a hablar de nada político.<br /><br />El asesinato no es ni un buen fin ni un buen medio, y punto. Igual que al que han colgado en Irak. La pena de muerte sigue siendo un asesinato y en una sociedad, por lo que dicen los que mandan tanto, civilizada, un asesinato no es más que una mierda.<br /><br />Si todo el tiempo que se piensa en cómo engañar, hacer daño o aprovecharse de los demás se dedicase a razonar, estudiar, aprender o cualquier otra cosa, el mundo sería seguramente un lugar perfecto. Pero no puede ser; es una mierda.<br /><br />Espero que el 2007 empiece mejor, porque es aterrador lo mal que ha terminado este año.<br /></div>Peibolhttp://www.blogger.com/profile/16825024207350076787noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-27221468.post-1103364657998613582006-12-26T22:18:00.000+01:002006-12-26T23:06:20.911+01:00En descomposición<div style="text-align: justify;">Observar las noticias de hoy ya nos sirve para ver como están las cosas:<br /><br />- Explosión de gas en Nigeria: cientos de muertos.<br />- Ataque de las tropas etíopes sobre Somalia: un millar de muertos.<br />- Terremoto en Taiwan: 2 muertos, 32 heridos.<br />- Irak, una condena a muerte a un hombre que mató a otros 148.<br /><br />Muerte por aquí y por allá, muertes, muertos, matar, muerte,...<br /><br />Para poner punto y seguido al asunto, hoy hace 2 años exactamente que ocurrió la ya archiconocida tragedia del tsunami en el sudeste asiático. Seguro que se han hecho un montón de homenajes en favor de las víctimas y sus familias, de los miles de desaparecidos que dejó la gigantesca ola tras de sí.<br /><br />Pero lo que yo me pregunto es si no les compensaría más pensar en prevenir futuras tragedias similares. No hay duda que una ola gigante es lo que es y contra eso no hay mucho que hacer, pero tal vez si se hubieran dispuesto de más facilidades, mejores servicios, mayor capacidad de gestión de ayudas, etcétera, no habría que lamentar ahora tantas pérdidas humanas.<br /><br />¿Y hasta qué punto nos importa eso a nosotros? Al fin y al cabo aquí sólo notamos veranos más largos, tímidas olas de calor y, como mucho, algún vientecillo un poco huracanado. Sin embargo, en otros paises del mundo, las consecuencias de esta situación vienen en forma de olas gigantes y terremotos. Casualmente suele ser siempre en los paises o zomas con mayores problemas para la simple supervivencia, no hablemos ya para afrontar catástrofes de tal envergadura.<br /><br />Si alguien quiere preguntarse un poco más, le remito a la caótica frase situada al final de esta página. No es culpa nuestra respirar, pero sí cortar la respiración. Tal vez no pongamos las manos directamente sobre ningún cuello, pero no permitiendo que la Tierra respire estamos contribuyendo a que ocurran sucesos para los que no todos estamos igual de prevenidos y/o protegidos.<br /><br />Hace pocos meses, un bloque de hielo del tamaño de la provincia de Alava se desprendió de la Antartida.<br /><br />Varios expertos fijaban para el verano de 2040 la desaparición completa del hielo del Polo Norte; las consecuencias creo que ya son bastante sabidas.<br /><br />Y sino no pasa nada: si no nos mata el planeta en su venganza, ya nos matamos entre nosotros.<br /><br />Todo es evolución, solo que ahora debe ser cuando volvemos a las cavernas.<br /></div>Peibolhttp://www.blogger.com/profile/16825024207350076787noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-27221468.post-74656884381020955472006-12-24T17:35:00.000+01:002006-12-24T17:39:43.242+01:00Seguir la corrientePues sí, será un hipocresía, un derroche, un consumismo abusivo y todas esas cosas que trae consigo. Seguramente sería un día igual de feliz o más sin la mitad de las cosas que hoy pudieran acontecer. Todo eso es cierto.<br /><br />Pero también hay demasiados días tristes al año; no vamos a amargarnos otro más.<br /><br />Feliz Navidad a todos.Peibolhttp://www.blogger.com/profile/16825024207350076787noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-27221468.post-68008597084400760852006-12-15T14:49:00.000+01:002006-12-15T16:28:30.788+01:00La Navidad (estorba)<div style="text-align: justify;"><span style="color: rgb(0, 0, 0);">Que bonita época, no?</span><br /><br /><span style="color: rgb(0, 0, 0);">Hasta suena bien: Navidad.</span><br /><br /><span style="color: rgb(0, 0, 0);">Uno piensa en Navidad y se imagina las luces en las calles, los niños con regalos, nieve, un árbol con bolas y lucecitas,... Una época de supuesta ilusión que ultimamente tiendo a pensar que, si no fuese por las vacaciones que nos dan, estorbaría un montonazo.</span><br /><br /><span style="color: rgb(0, 0, 0);">Hoy, sin ir más lejos al salir del metro a la mañana y encaminarme a la uni he visto que varios operarios descargaban de un camion en mitad de la calle lo que parecían ser partes de un árbol de Navidad: una enorme base metálica circular, ramas con hojas de abeto artificiales, cajas,...</span><br /><br />Pues bien, resulta que al salir de clase, como unas 4 horas más tarde, dicho árbol ya montado y construido se había edificado ahí mismo, <span style="color: rgb(255, 0, 0); font-weight: bold;">en mitad de la acera</span><span style="color: rgb(255, 0, 0);"><span style="color: rgb(0, 0, 0);">, obligando a los que circulaban por la misma (el menda entre ellos) a dar un rodeo gracioso y también bastante ridículo alrededor de la susodicha planta de mentira. Y eso que tenían una plaza al lado, con bancos y demás dispositivos de mobiliario urbano, donde seguramente un árbol navideño hubiera resultado mucho más atractivo. Pero no. Había que ponerlo ahí en medio, estorbando.</span></span><br /><br /><span style="color: rgb(255, 0, 0);"><span style="color: rgb(0, 0, 0);">Muy bonita la Navidad, ssí, pero para mi que termina cansando. Una vez tienes que ponerte a rodear árboles donde antes no los había, sobrevivir a trillones de anuncios de colonias y ponerte la máscara de aparentar qué buenos somos todos y cuánto nos queremos, la cosa empieza a cambiar... Y lo bonito empieza a ser repetitivo, y lo repetitivo agota, aburre y en ocasiones también irrita. Además antes la Navidad eran algo así como dos semanas, pero ahora ya te las van metiendo con calzador desde Noviembre.<br /><br />Menos mal que a pesar de todo, aún nos queda el consuelo de unos días de vacaciones. Que habrá que estudiar y lo que sea, sí, pero vacaciones al fin y al cabo.<br /><br />Feliz (y breve) Navidad.<br /><br />Y para los que os hayais mosqueado: "Lo bueno, si breve, dos veces bueno"<br /></span></span></div>Peibolhttp://www.blogger.com/profile/16825024207350076787noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-27221468.post-79127563670736686292006-12-13T16:51:00.000+01:002006-12-13T16:57:35.741+01:00Sobre Ruedas<div style="text-align: justify;"><span style="font-family:arial;">Quiero presentaros un nuevo blog que he desarrollado orientado a noticias e información acerca de diversas categorías de automovilismo: Fórmula 1, GP 2, World Series, Champ Car, IRL y F3 principalmente, aunque no descartó expandir nuevos horizontes si llega el caso. No voy a dejar este blog de lado ni mucho menos, sólo que siempre que vaya a hablar de esos temas lo haré por allí mientras que este sigue siendo mi blog más "personal".</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Podeis encontrarlo todo </span><a style="font-family: arial;" href="http://sobreruedas.wordpress.com/">aqui</a><span style="font-family:arial;">.<br /><br />PD: Ya que estábamos... he decidido crearlo con wordpress para probar qué tal.. XD<br /></span></div>Peibolhttp://www.blogger.com/profile/16825024207350076787noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-27221468.post-91593834140844107622006-12-08T20:16:00.000+01:002006-12-08T21:29:53.086+01:00Signos (II)<div align="justify"><span style="font-family:arial;">- Hola, pequeño.</span><br /> <br /></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;">Morgan se giró sobre sus talones y la vió por primera vez. Nunca hubiera creído encontrar a aquella clase de chica en un trabajo así. La recorrió con la mirada de arriba abajo. Su cuerpo pequeño, delgado y esbelto, quedaba cubierto por una chaquetilla acolchada blanca y unos pantalones igualmente blancos, bastante ceñidos. No era aparentemente una chica que se defendiera facilmente, aunque Morgan ya había comprobado en muchas ocasiones que las apariencias solían engañar, más aún con las mujeres. Sus labios, de color rojo carmesí, se cerraban con firmeza en una mueca que se asemejaba a una leve sonrisa. Su pelo, blanco como la nieve, caía ocultando parcialmente sus ojos; unos ojos azules cuya vista, según podía adivinar, le traería bastantes problemas. No era lo que estaba esperando, pero estaba claro que si lo que querían era impresionarle, lo habían conseguido.</span><span style="font-family:Arial;"><br /><br /> </span></div><div align="justify"> </div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;">- Sólo una persona que creyese de verdad en sí misma se atrevería a llamarme así.</span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"> <br /> </span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;">La chica se mordió el labio y lo miró fijamente. Definitivamente, era guapísima.</span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"> <br /> </span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;">- Bien. Veo que al final te has decidido a colaborar. Harrison me había alertado de que tal vez no aparecieras y tuviera que ir yo... a buscarte.</span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"> <br /> </span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;">Delató una leve malicia en aquel comentario. Tal vez su rostro de ángel no fuera más que una máscara de una letal asesina. O tal vez estuviese tratando de amenazarle. Todo aquello era demasiado confuso.</span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"> <br /> </span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;">- No esperaba que enviase un mensajero así. Aunque igual tampoco me hubiera importado recibir tu visita.</span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"> <br /> </span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;">Terminó de desencadenar la sonrisa, sin apartarle la vista de los ojos un minuto. Empezaba a ponerle nervioso, pero a la vez tenía algo que le mantenía así su mirada posada en los suyos sin ninguna interrupción.</span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"> <br /> </span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;">- Tienes razón; ha sido una pena. Esperaba poder matar a alguien esta noche.</span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"> <br /> </span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;">Lo dijo con una naturalidad tan pasmosa que arrancó una carcajada de Morgan. Sabía que Harrison contaba con algunos de los mejores mercenarios bajo su mando y, por el momento, esos rumores se iban confirmando.</span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"> <br /> </span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;">Antes de que pudiera decir nada a modo de respuesta, la mano de la chica se dibujó frente a su boca, como obligándole a callar. A continuación sintió su mirada, algo más baja, mientras se incorporaba levemente y posaba los labios sobre los suyos. En un momento sintió como abría su boca y dejaba deslizar un minúsculo elemento metálico, cuyo contacto percibió frío e insípido. Luego se apartó de él de nuevo.</span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"> <br /> </span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;">Su mirada volvía a estremecerle, fija y penetrante como antes, pero su sonrisa ya se dibujaba en mayor medida; una sonrisa bella, sí, pero también traicionera. Su voz fue más potente, escondiendo esa dulzura que habría creido innata.</span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"><br /> </span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;">- Ya tienes todo lo que necesitas. Volveremos a vernos.</span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"> <br /> </span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;">Morgan no dijo nada. La vió volverse y caminar con paso ágil pero elegante, abriéndose paso entre la multitud de aquel antro. Nunca le habían encargado una misión de aquella manera y pensó en si realmente volvería a verla.</span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"><br /> </span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;">-------------------------------------------------------</span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"> <br /> </span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;">- ...despierta...</span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"> <br /> </span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;">Pitidos electrónicos a un ritmo constante, válvulas abriéndose y cerrándose, voces no, aún eran murmullos, frío a través de la columna vertebral y peso, un peso agobiante que le aplastaba la caja torácica y le impedía respirar.</span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"><br /> </span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;">- Morgan, despierta. Despierta ya...</span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"> <br /> </span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;">Luz, claridad, en un instante la mayor luminosidad que había experimentado en toda su vida.</span></div><div align="justify"> <br /> </div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:Arial;">Blanco. Todo. Nunca tan poco color había significado tanto.</span></div>Peibolhttp://www.blogger.com/profile/16825024207350076787noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-27221468.post-57427881018534015322006-12-06T18:11:00.000+01:002006-12-08T21:15:34.731+01:00Signos (I)<div style="TEXT-ALIGN: justify"><span style="font-family:arial;">Abrió los ojos en mitad de la noche. Oscuridad, lo mismo de siempre, nada tenía porqué cambiar y nada había cambiado. Volvió a cerrarlos y se sumergió nuevamente en el universo en el que se había visto inmerso.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">-------------------------------------------------------------------------</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Allí estaba ella, tan blanca como la más pura luz que nunca podría haber sentido. Ella, en el medio de la habitación, suspendida mágicamente de alguna manera, con los ojos cerrados de aquel modo tan dulce, y una finísima sábana envolviendo tímidamente su cuerpo liviano. Podría haberse quedado mirándola durante horas, habiendo incluso perdido la noción del tiempo, sin sentir ninguna clase de hambre, dolor, sueño o cualquier otra limitación humana ante aquella visión a su juicio celestial.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Y sin embargo, ya tenía que irse.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Acercó sus dedos índice y corazón unidos hacia sus labios y a continuación acarició la frente de la chica con ellos. No dijo nada, ni siquiera se removió minimamente. Su respiración continuaba tan tranquila y tenue como hace unos instantes. Esbozando una sonrisa, Morgan se volvió hacia la puerta, caminando con paso decidido.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">La lluvia había azotado los cristales del apartamento toda la noche y por la mañana parecía no haberse decidido a realizar excepción alguna. Aún no había terminado de establecerse suficiente luz para que el alumbrado público no fuese necesario y sin embargo un buen número de personas vagaba ya de un lado para otro, envueltos en sus abrigos, cubiertos por sus paraguas, sujetando sus maletines, dispuestos a enfrentarse un nuevo día más a la supervivencia más cotidiana. Si supieran lo que él sabía, tal vez no caminasen tan tranquilos, Morgan no tenía ninguna duda. Pero todo llegaría a su tiempo...</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Subiéndose los cuellos de la chaqueta para tratar de protegerse del viento y la lluvia, salió del portal y se encaminó hacia su coche, aparcado una manzana más arriba. Las luces de un AV zumbaron sobre su cabeza por un instante, y lo vió alejarse en su misma dirección aunque unos metros más alto, eso sí.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Los había cada vez más, no hacia falta más que darse un paseo por la ciudad para ver que aquello no era lo mismo que hacia un par de años. Por supuesto, mucha gente no disponía de recursos como para hacerse con una tecnología así, pero ya habían surgido fabricantes dispuestos a hacerse llegar a un mayor público a costa de ofrecer productos más asequibles, aunque con las limitaciones pertinentes. Otras personas, como Morgan, seguían prefiriendo rodar sobre el suelo firme. Le daba más confianza; al menos así existía algo que te sujetase.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Su Spengler no era demasiado veloz, pero era un coche robusto, que más de una vez le había sacado de apuros sin muchos contratiempos. Lo cuidaba con esmero; al fin y al cabo era el compañero que más le había durado y el único con quien realmente disfrutaba trabajando.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Accionó el mando de la llave y a continuación abrió la puerta. Acomodándose en el asiento del conductor, deslizó hacia abajo la cremallera de su chaqueta mientras con la otra mano introdujo la llave y la giró.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">La calle se estremeció con un estruendo que lo envolvió todo y la mañana se llenó de súbito de color. Para cuando los que se encontraban cerca del lugar obtuvieron el valor para dirigir su vista a la luz, aquello había dejado de ser un coche. Lenguas de fuego inagotables surgían de entre el metal.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Nadie salió. No hubo movimiento alguno.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Un coche en llamas.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Y no había más.</span></div>Peibolhttp://www.blogger.com/profile/16825024207350076787noreply@blogger.com0