28 de mayo de 2006

A miles

El último recuento que veo mientras escribo esto hablan de más de 4611. Eso es lo que ha dejado atrás un terremoto que, como no, habría de pasar en una de las regiones más castigadas por estos desastres. Y así año tras año, y todo sigue igual. A veces es como para preguntarse si la propia tierra o ese alguien de ahí arriba planean las cosas así o solamente juegan un rato con las personas.

Ayer vi una obra de teatro: "La cena". La interpretaban Josep María Flotats (este es más bien actor de teatro asi que os sonará a muy pocos) y Carmelo Gómez (este a algunos más, véase Dias Contados). Básicamente, el argumento lo podríamos resumir en dos hombres discutiendo, una vez derrotado Napoleón en Waterloo, por como va a ser dirigida Francia. Aparte de que la obra en sí me pareció interesante, me gustó como mostraba esa ambición del hombre: una vez tiene poder siempre quiere más poder, nadie quiere ceder ante la posibilidad de obtener un mayor rango o una mayor fama y fortuna.

Y sin embargo, en otros lugares a mucha más distancia, la mayor preocupación de un porcentaje mucho mayor de seres humanos es sobrevivir. Únicamente eso. Como animales, guiados por el instinto ya que es de lo único que pueden fiarse, de ellos mismos. Hasta la tierra les da la espalda. Hasta sus creencias les dan la espalda. Hasta el resto del mundo, viviendo bajo el mismo techo y corriendo la misma sangre por sus venas, les dan la espalda.

Hoy son noticia en los periódicos. Ayer no les conocía nadie. Lastima que el precio a pagar por hablar al mundo sea tan alto. Y lastima que sólo sea un artículo más en un día más, que pasará y mañana se habrá olvidado, pero no será la última. Eso es lo que más duele.

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