20 de junio de 2007

Signos (IV)

Los tacones y el vestido sobraban. Linda se ajustó las zapatillas de goma y en un momento subía ya las escaleras de dos en dos, rápida pero sigilosa.

- Minuto y medio. ¡Sal de ahí ya!

- ¿Está despejado?

No necesitaba respuesta. Activó el generador de camuflaje de su cinturón y abrió la puerta. Sintió el calor inundándole un instante, a la vez que su cuerpo iba tomando el color y la perspectiva del fondo del pasillo. Cerró la puerta sin hacer el menor sonido.

El pasillo se extendía a ambos lados: vacío por la izquierda y algo más atendido por la derecha. La puerta de la Cámara se encontraba custodiada por tres hombres. Sus uniformes impecables en verde y azul los delataban: agentes de BioTechnica.

- Camina hacia tu izquierda. La puerta del laboratorio 34-12 está abierta.

Linda le hizo caso. Observó a través de la cristalera antes de entrar. La habitación de fuera estaba vacía. En el interior del labotarorio un investigador enfundado en su bata blanca tecleaba algo ante un ordenador. No levantó la mirada cuando la puerta de fuera se movió.

- Es mejor pasar inadvertidos. Utiliza el armario que tienes a la izquierda para trepar al falso techo. Apaga el camuflaje cuando estés dentro.

- Vaya, y yo que pensaba que me dejarías divertirme un poco...

Era comprensible que quisieran que entrase allí sin que ellos lo notaran. Obtener una información preciosa era un plato aún más suculento si se lograba a escondidas de los competidores. Aunque por supuesto, esa no era su guerra: a ella le bastaba el dinero.

El conducto de ventilación estaba frío, demasiado para el rol de secretaria inocente que había tomado, pero confiaba en que fuese algo rápido.

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- Muy bien, sigue adelante. Es por la siguiente.

Morgan observaba sus movimientos, lentos pero seguros. Pronto llegaría a la sala anterior. Ya había enviado un silenciador a todos los sistemas de escucha de la misma. Bastaría con que Linda se deslizara con su camuflaje y con paralizar la cámara de vigilancia de la puerta. Buscó el programa y lo fue cargando. La figura de una araña púrpura se materializó en su visor.

- Modelo ER-521J. Código 7664. Date prisa.

Linda ya estaba frente a la puerta. Morgan seleccionó el 521J e introdujo el código que le había dicho Linda. Mientras tanto, la araña ya había empezado a tejer una espesa tela.

- D-128-42. Tienes vía libre.

- No tardaré mucho.

Linda debía cortar la comunicación ahí dentro. Los sensores captarían las señales. Morgan observó el indicador de camuflaje restante. Algo menos de cinco minutos. ¿Suficiente? Linda estaría ya copiando los datos, ¿pero cuánto podía tardar?. "Poco más de 3 teras y medio", eso habían dicho. A Morgan se le hacía un nudo en la garganta sólo de pensar qué podría suceder si algo se les había escapado, si había algún otro elemento de vigilancia que no habían desactivado, si Linda tardaba más y se le acababa el camuflaje... ¿Cómo iba a salir de allí sino?

- Lo tenemos. Sácame de aquí, pequeño.

Su voz le devolvió a la realidad y un espasmo de tranquilidad le invadió súbitamente.

- Ufff... Será un placer.

Linda estaba cerrando ya la puerta. Morgan se acomodó de nuevo sobre la silla y echó un vistazo a la araña para preparar su desactivación. Se dió cuenta de que algo había cambiado por la décima de segundo que tardó en aparecer.

- ¡Linda! ¡Sal!

La araña lucía un apagado tono azul y se encontraba quieta y acurrucada entre sus patas. Su tela se disolvía rápidamente entre un viscoso líquido verde.

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La puerta de la sala anterior con el pasillo estalló apenas un segundo después del aviso de Morgan. Una sombra apareció rápidamente entre el humo y el polvo. Linda rodó por el suelo, sacando en un sólo movimiento los cuchillos de su traje. No le dió tiempo a ver a quién atravesaba la garganta, pero supo por el sonido que tampoco tendría ocasión de preguntárselo.

Los dos compañeros del difunto asomaron por el boquete de la puerta y dispararon hacia el interior. Era lo que Linda esperaba, por lo que se había refugiado rápidamente hacia un lado de la sala. Ahogando un grito de dolor comprobó que no había sido lo bastante rápida como para evitar un impacto por encima de su tobillo izquierdo.

Cesaron el fuego. Ahora o nunca. Apareció en el umbral y clavó su puñal en el pecho de uno de los agentes al tiempo que se giraba para romperle la nariz al segundo. El hombre cayó hacia atrás con la cara envuelta en sangre. Linda desperdició munición de su 9mm.

Respiró un instante y volvió a sentir el frío. Su camuflaje comenzaba a parpadear. Oyó pasos apresurados desde el fondo del pasillo. Cada vez más cerca...

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