27 de julio de 2006

Decisiones

HISTORIA XXXVI

El CAMARERO bosteza discretamente apoyado en una columna. Entra el CLIENTE.

CAMARERO: (Inclinándose ligeramente.) ¿Qué desea el señor?

CLIENTE: No sé, cualquier cosa, lo que usted prefiera.

CAMARERO: (Sonriendo.) Perdona, señor, pero es usted quien debe elegir.

CLIENTE: Elegir es una tarea enojosa, buen hombre.

CAMARERO: Pero también es necesaria, señor.

CLIENTE: Tiene usted razón, también es necesaria. Resulta imprescindible elegir. Y es ahí donde me duele porque mis opciones son, de hecho, infinitas. Así que tenga la amabilidad de concederme un poco de tiempo.

CAMARERO: Como usted guste, señor.

Pausa. El CAMARERO se retira. El CLIENTE se reclina en la silla. Un rato después, levanta el brazo derecho y chasquea los dedos.

CAMARERO: ¿Ha elegido ya el señor?

CLIENTE: Sírvame un aperitivo.

CAMARERO: ¿Prefiere el señor alguna marca determinada?

CLIENTE: ¿Qué marca preferiría usted en mi puesto?

CAMARERO: Poco importan ahora mis gustos personales.

CLIENTE: De cualquier modo, prefiero que sea usted quien lo decida.

CAMARERO: (Un poco mosqueado.) ¿Blanco o negro?

CLIENTE: Eso también es cosa suya.

CAMARERO: ¿Dulce o seco?

CLIENTE: Eso me es indiferente, pero sírvamelo, en todo caso, con bastante hielo.

CAMARERO: (Esforzándose en la sonrisa.) ¿Qué significa para el señor bastante?

CLIENTE: Exactamente eso: bastante.

Pausa. El CAMARERO desaparece por una puerta y reaparece al cabo de un instante. En la bandeja, la botella y el vaso.

CAMARERO: Aquí tiene usted, señor. Dulce y con bastante hielo.

CLIENTE: ¿Qué marca eligió usted?

CAMARERO: Leontoff, señor. Una firma de reconocido prestigio.

CLIENTE: (Con un mohín de fastidio.) ¿Leontoff? ¡Vaya por Dios! ¡Ha ido a elegir la única marca que no soporto! La verdad es que no hubiera debido confiar en usted. Además, y por lo que veo, pretende servirme usted el aperitivo sin limón. ¿Qué clase de camarero es usted?

CAMARERO: Usted perdone, señor.

Pausa. El CAMARERO vuelve a desaparecer para regresar enseguida y con expresión totalmente solemne se saca, con el pulgar y el índice de la mano izquierda, un pedazo de limón de la boca.

CAMARERO: (Dejándolo caer en el interior del vaso.) Aquí tiene usted su limón, señor.

CLIENTE: (Perplejo.) No me parece una forma de servir demasiado ortodoxa.

CAMARERO: (Sonriendo, por fin, plenamente.) Puede que no lo sea, señor. Pero tiene usted una repugnante nariz en forma de flor de lis. Aparte de cualquier otro motivo, y créame que los tengo, esa circunstancia ya justifica sobradamente cualquier heterodoxia. (Cambiando el tono de voz, dando un brillo de acero a la mirada y clavándola en los ojos del cliente.) Oiga, dígame, ¿por qué ha nacido?

Silencio. El CLIENTE no sabe qué responder. Se palpa la nariz con la mano derecha y empieza a llorar con amargura.


"Historias mínimas", Javier Tomeo.

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Ya me referi en una entrada anterior al fastidioso y deprimente hecho de equivocarse, y es ahora cuando vamos a explorar un poco más un concepto que podríamos considerar como "la causa" de nuestras equivocaciones, osease, las decisiones que tomamos.

¿Blanco o negro? ¿Dulce o seco? Y por qué no... ¿Carne o pescado? ¿Playa o montaña? ¿Dos carretas o... tres?

Todos nos encontramos en algun momento con la necesidad de elegir una única rama de una disyuntiva más o menos comprometida. De nuestra decisión dependerá lo que pueda acontecernos en un futuro en mayor o menor medida, porque nunca sabemos lo que nos va a pasar por variar aunque sea un mínimo detalle en nuestro destino.

Y ese es también un buen tema para hablar, el destino. Porque, si somos capaces de tomar decisiones, ¿qué sentido tiene el destino? ¿O acaso el propio destino ya nos trae escrito la alternativa que vamos a tomar en un momento concreto? Demasiado que decir al respecto, recordaré comentarlo en alguna entrada posterior para no hacer esta demasiado densa, hoy tengo el día demasiado pensativo, creo.

Volviendo a las decisiones, podríamos considerar 3 casos, en función de que una, las dos o ninguna de las ramas nos llevaran a situaciones de equivocación. ¿Cómo elegir?

A) Disyuntiva mala-peor: Aquella en que ambas opciones nos harán meter la pata (prototipo "Y ahora qué coño hago") Típica de aventuras de rol con masters demasiado cabr... ejem. Se suele tender a elegir la opción que consideremos menos mala, lo que puede requerir una segunda decisión y como consecuencia una segunda equivocación implícita (no siempre lo peor se muestra tan claro)

B) Disyuntiva buena-mala: Como su nombre indica esta tiene una opción buena y otra mala (prototipo "Hora de estrujarse el coco") Típica del mundillo del azar y las apuestas (o lo pierdes todo o lo ganas todo) Merece la pena dedicarles un tiempo a pensarlas, pues son probablemente las que más nos van a afectar, tanto a favor como en contra.

C) Disyuntiva buena-mejor: Aquella con la que todos soñamos y que aparece con demasiada poca frecuencia (prototipo "Casi que me da lo mismo") No requiere mucha explicación, ojalá todo fuera tan fácil como tener que pensar en ellas.

Entonces... si ya tengo claro que tipos de alternativas puedo encontrarme y cómo actuar en cada caso, ¿dónde está el problema? Ay, amigo... que inocente eres... Una decisión es mucho más que un sí o un no, porque de por sí puede llegar a contener otras tantas multitudes de decisiones implícitas: ¿Cómo lo decido? ¿Cuándo lo decido? ¿Dónde lo decido? ¿Por qué lo decido? Así con las 6 W's y después sigue por donde quieras: ¿Y si no he pensado bien en todas las alternativas? ¿Y si no estoy atendiendo a todo lo que debería para decidir? ¿Qué se me escapa? Lista interminable...

En resumen, no hay ninguna clase de guía que pueda indicarnos cómo debemos actuar ni qué debemos decidir en cada momento. Debemos darnos cuenta nosotros mismos de lo que queremos conseguir y de los caminos que tenemos. A veces tendremos que abandonar decisiones, a veces tendremos que rectificar, aunque no hay que olvidar que pensar las cosas un poco más no va a hacer ningún daño a nadie y que más vale tarde que nunca. Sino, seremos víctimas del arrepentimiento (que me lo dejo también para una entrada posterior)

Espero no haberos rallado demasiado. Podeis dejarme vuestros comentarios si quereis.

Que paseis buenas vacaciones. Un saludo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Interesante tema sin duda. Y es que de hecho es la base de la esencia humana, el elegir ( no se si lo has mencionado en la entrada ).

Se supone que es lo que nos diferencia de el resto de especies, nuestra capacidad para tomar decisiones, mas alla de basarnos unicamente en el instinto. Como puedes ver he decidido no poner ni una sola tilde xD aunque puede que esto se deba a que soy vago por instinto.

Ardo en deseos de que escribas mas, ya que poco hay para hacer en verano. jeje. Y si te aburres o no encuentras a las musas, una visitilla por mi blog nunca esta de mas. :p

saludos.